POR EL DÍA DEL IDIOMA ESPAÑOL
Escribir por el día del idioma…y tal como le ocurre a más de un hijo ingrato que olvida el cumpleaños de su papá o de su mamá y acude a la manida disculpa del “todos los días son…etc.” debo confesar que no tengo muy en cuenta este día de conmemoración y digo que confieso, pues las culpas se confiesan, porque me produce un sincero sentimiento de culpa el no tener más que mis pocas y cortas palabras para expresar un desagravio a nuestra lengua materna.
Pienso en un desagravio —abundo— necesario, pues además de someterlo al vejamen del intencional olvido (al considerarlo anticuado en muchas de sus ricas expresiones), además de propinarle el escarnio del desprecio (al preferir expresiones extranjeras más “prácticas”) lo sometemos al maltrato del descuido (por los “horrores” de ortografía) a la más burda mutilación (en la malhadada moda de los jóvenes “celularizados” en sus mensajes de texto) y también a la denigrante mezcla con fonemas mal aprendidos de otros idiomas, obteniendo resultados horrorosos como el bastardo “spanglish”.
Es cierto que tratándose de un idioma vivo tiene que sufrir (nunca más apropiado el término) transformaciones, adiciones, actualizaciones y adecuaciones pero estoy convencido que éstas deben coadyuvar al propósito original de la Real Academia de la Lengua Española, de la que se decía que su accionar “limpia, fija y da esplendor” al idioma, por supuesto. Algún desprevenido pensará que eso es más un atributo de líquido detergente que el correspondiente al esforzado meditar de personas racionales que aman su peculiar forma de expresión, que la cuidan y la acunan cual criatura que renace permanentemente, criatura a la que anhelan ver crecer sana y vigorosa, sin tachas ni defectos.
Por ello es que, amado idioma, quiero aprovechar el día especial para decir con profunda convicción que de todas las bellas expresiones sonoras que el hombre tiene en este mundo, es la lengua española, sin duda alguna, la más bella y la más dulce, la más completa y la más apropiada para darle etéreo cuerpo al Amor.
Cuando pienso en sus múltiples bondades, cuando contemplo sus abundantes y muy ricos frutos, cuando me deleito en las caricias de sus sonidos no puedo más que darle gracias al sabio Dios por esta posibilidad que nos diferencia de las otras criaturas y que nos permite comprender porqué a El y sólo a El, nuestro Señor Jesús, podíamos llamarle el Verbo Encarnado.
Escribir por el día del idioma…y tal como le ocurre a más de un hijo ingrato que olvida el cumpleaños de su papá o de su mamá y acude a la manida disculpa del “todos los días son…etc.” debo confesar que no tengo muy en cuenta este día de conmemoración y digo que confieso, pues las culpas se confiesan, porque me produce un sincero sentimiento de culpa el no tener más que mis pocas y cortas palabras para expresar un desagravio a nuestra lengua materna.
Pienso en un desagravio —abundo— necesario, pues además de someterlo al vejamen del intencional olvido (al considerarlo anticuado en muchas de sus ricas expresiones), además de propinarle el escarnio del desprecio (al preferir expresiones extranjeras más “prácticas”) lo sometemos al maltrato del descuido (por los “horrores” de ortografía) a la más burda mutilación (en la malhadada moda de los jóvenes “celularizados” en sus mensajes de texto) y también a la denigrante mezcla con fonemas mal aprendidos de otros idiomas, obteniendo resultados horrorosos como el bastardo “spanglish”.
Es cierto que tratándose de un idioma vivo tiene que sufrir (nunca más apropiado el término) transformaciones, adiciones, actualizaciones y adecuaciones pero estoy convencido que éstas deben coadyuvar al propósito original de la Real Academia de la Lengua Española, de la que se decía que su accionar “limpia, fija y da esplendor” al idioma, por supuesto. Algún desprevenido pensará que eso es más un atributo de líquido detergente que el correspondiente al esforzado meditar de personas racionales que aman su peculiar forma de expresión, que la cuidan y la acunan cual criatura que renace permanentemente, criatura a la que anhelan ver crecer sana y vigorosa, sin tachas ni defectos.
Por ello es que, amado idioma, quiero aprovechar el día especial para decir con profunda convicción que de todas las bellas expresiones sonoras que el hombre tiene en este mundo, es la lengua española, sin duda alguna, la más bella y la más dulce, la más completa y la más apropiada para darle etéreo cuerpo al Amor.
Cuando pienso en sus múltiples bondades, cuando contemplo sus abundantes y muy ricos frutos, cuando me deleito en las caricias de sus sonidos no puedo más que darle gracias al sabio Dios por esta posibilidad que nos diferencia de las otras criaturas y que nos permite comprender porqué a El y sólo a El, nuestro Señor Jesús, podíamos llamarle el Verbo Encarnado.
posted by Lacosteant | 9:00 AM
7 Comments:
Un magnífico post, querido Lacosteant. La forma en la que nos expresamos y cómo lo hacemos dice mucho de nosotros. Aunque han pasado ya bastantes años resuenan las palabras de un querido profesor mío que nos decía que aprendiéramos a cuidar nuestro lenguaje escrito, ya que aunque otras materias las pudiéramos olvidar, ésa permanecería siempre con nosotros.
Muchas gracias por tus palabras, tanto aquí como en mi blog. Eres muy amable conmigo.
Besos con cariño.
Ana querida: Cuanta razón llevaba tu profesor y que buen fruto dieron sus sabios consejos, hete ahi como ejemplo, por el amoroso cuidado que tienes al escribir tus poemas y por la ternura con que los acunas antes de lanzarlos a recorrer camino, al encuentro de quienes nos solazamos visitando tu espacio. Dios te bendiga.
Muchas gracias por tus vistas y tus comentarios, Lacosteant. Eres muy amable acordándote de mí.
Un beso.
Otra vez vengo a agradecerte tus palabras. Ya disfruté del mar, y sin demasiadas ganas estoy de vuelta en mi ciudad, donde por desgracia el mar tampoco se ve desde mi ventana.
Besos con cariño para ti.
Querido Lacosteant, seguramente esos ojos verdes tuvieron mucha suerte al verse reflejados en los tuyos al compás de una canción…
Gracias siempre a ti por visitarme y las palabras de cariño que me dejas.
Un beso.
Gracias Anita; está visto que este es un rinconcito donde sólo entras tú; habiendo pasado recién por tu espacio sé que recíprocamente una vez más te llegarás por aqui.
Por eso abundo un poco más para decirte que me conmovió ver que tu poesía maduró, la sentí más profunda y más cálida ¡me estremecí!...No puse todo esto allá pues prefiero decírtelo así, mas íntimamente; además, alguien que no vió crecer tus letras podría pensar que te hago una especie de crítica y ¡no hay tal! es sólo una muestra de profundo afecto y respeto por tí ¿Me entiendes, verdad?
Y bien, aunque no lo digas te preguntarás por qué no sigo escribiendo, no, escribir escribo, sería mejor decir por qué no publico algo desde hace tanto tiempo...y la verdad, es que los acontecimientos y las ideas se me amontonan y escribo —casi siempre con frenesí— y cuando hago la necesaria pausa para "subir" lo escrito, me ocurre que le encuentro algo que no me gusta, por ejemplo algo que no refleja el Amor y la Paciencia de Aquel que todo nos lo perdonó y.....entre corregir y quitar ¡no queda nada! ja-ja ¿Será que no sé compartir ese Amor derramado en mï? Pero algo haremos, bueno querida amiga, nuevamente, un cariñoso abrazo y el deseo que en esta Navidad nazca Cristo en tu corazón y permanezca no sólo en el 2009 sino para la Eternidad.¡¡Bendiciones!!
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