Desvariando

Tuesday, June 26, 2007

UN DESVARIO MÁS


Más que un "productor de blog" soy asiduo lector de algunos....pocos quizá, pero eso sí: selectos. Leo y escribo por supuesto en tanto y en cuanto otras actividades me lo permitan, porque al fín y al cabo esto es solamente una especie de desahogo, de evasión o de entretenimiento.

Me agrada la visión mesurada, madura y novedosa de Tony, también es un placer reposar en el jardín de la querida Topacio, pleno de ternura y candor, y por supuesto, nada me atrapa más que el agudo y particular sentido del humor del gran Esteban Podeti, pasando por las bien estructuradas reflexiones de Sergio Muzza, de Andrés La Mantis y la caótica, divertida y a veces pasmosa actividad de Discusiones Bizantinas de Adulfo Pistarino.

El hecho es que no comento más que alguna que otra vez, prefiero si es posible, comunicarme por e-mail y en el caso particular del sitio de Podeti, me hice el firme propósito de no comentar en razón que lo conocí cuando no tenía habilitada esta opción y el camino era el mail. No soy excéntrico en esto, pues constato permanentemente que hay muchos que hacen como yo, tal vez no por los mismos motivos, pero estoy seguro que más de un fiel seguidor de Podeti "del tiempo en que no habían comentarios" se resiste a realizar este ejercicio, más cuando se tiene la cada vez más desafortunada ocurrencia de leer los tales comentarios. Por alguna que otra graciosa, oportuna, ingeniosa adición a lo que produce el autor existe un chorro nauseabundo de comentarios desubicados, groseros e insufribles que van del más empalagoso obsecuente hasta el más agresivo demente que seguramente aporrea el teclado mascullando maldiciones contra imaginarios enemigos.

En fin, ese debe ser el precio que tiene que pagar un autor tan conocido y visitado como Esteban P. Es notable su capacidad para desenvolverse en medio de ese circo, aunque en algún momento tanta presión llegue a lastimarlo, siempre parece salir airoso de las situaciones más incómodas y al final sus vasallos o sus detractores (ansiosos de su propia notoriedad) terminan fatigados y pasan al merecido olvido.

Doy gracias a Dios que me permite pasar por estos diversos sitios con una mirada diferente, sin olvidarme que "todo me es permitido pero no todo me conviene, todo me es lícito pero no todo me edifica" y porque estas ocasiones me sirven para aprender un poco más de esas personas a las que también extiende su amorosa mano, como en algún momento lo hizo conmigo, y así darme la oportunidad de hacerles conocer de ese incomparable Amor.