Desvariando

Monday, January 30, 2006

CUANDO EL FANTASMA DEL FRACASO....


Para todos lo que discurrimos por esta vida como en fugaz vuelo, sabiendo que es solo un tránsito, que el destino esta más allá de lo que ahora avizoramos y para esas horas en que nos embarga el desaliento por temor al fracaso... les obsequio un pequeño cuento, que nos anime y nos haga sonreir con renovada confianza.



El Vuelo de la Flecha


El Arquero la había elegido sin vacilación y observando rápidamente que la punta tuviese aguzado el extremo y que las plumas del final estuviesen uniformes, colocó su extremo sobre la cuerda, la tensó con resuelto ademán y luego su mirada buscó el distante blanco…….

En ese fugaz instante previo al raudo vuelo, acudieron recuerdos e imágenes en tropel, sabía que la madera se eligió cuidadosamente, que recibió el tratamiento adecuado para que no tuviera desviaciones tardías que estropearan su impecable rectitud, que asimismo la dura punta, pacientemente aguzada, formaba un solo cuerpo junto con las gráciles plumas que le ayudarían a mantener el rumbo; sabía asimismo, que el poderoso brazo proporcionaría la energía que requería el vuelo…sin embargo, le inquietaba pensar en que talvez un repentino cambio en la velocidad del viento, que algún otro objeto de vertiginoso vuelo podría interceptarla, que en fin, algo imprevisto evitase que diese en el blanco.

Había observado como muchas saetas llevaron suerte dispar, algunas luego del vigoroso impulso recibieron la clamorosa aprobación del objetivo cumplido pero otras, casi a continuación y en las mismas condiciones, no tuvieron igual fortuna. Permanecía en su memoria la mañana en que aquel aguilucho al ir persiguiendo su presa con arriesgadas evoluciones ingresó de pronto en el área de tiro y fue golpeado, como en un acto de inexplicable misericordia y justicia, por la flecha que tenía otro destino.

Por eso y sintiendo que ya empezaba a surcar el aire, subía un silencioso clamor de su mente: “que Tú hayas considerado todos los pormenores de mi vuelo, que Tu vigoroso impulso no me falte, que pueda llegar sin obstáculo donde Tú me has enviado, para que mi logro sea en Tu Honor y Tu Gloria”

Y el divino Arquero, que conoce el pensamiento de todas sus saetas, sonrió benigno y dijo: "Así sea".

Monday, January 09, 2006

LO ACTUAL DE UNA ANTIGUA MALDAD


Se aprecia una especie de moda que, en aras de una mal entendida sinceridad y de una total franqueza, induce a muchos de los que expresan opinión verbal o escrita (con independencia del tema) en el sentido de poner poca o ninguna consideración en la forma y en los términos empleados para dirigirse a su interlocutor, sea éste un habitual coincidente, sea un ocasional adversario o sea tan solo el casual visitante que desprevenido llega al lugar donde será agraviado por esta malhadada moda.

Para información (y desencanto) de aquellos que piensan que de esta manera “hacen punta” en un estilo evolucionado y novedoso, es necesario decirles que esto es solo un recrudecimiento y una lógica consecuencia de ese resentido desprecio que tienen por aquello que habiendo codiciado, no pudieron alcanzar. Ciertamente, porque al no poder embellecer la expresión, al ver tan fuera de su alcance la forma fluida, elegante e inteligente de la palabra bien dicha y bien concebida se opta por rebajarla, por envilecerla, por oscurecerla... ¡Vano intento de desvirtuar el sublime don que nos diferencia del resto de las criaturas!

Es triste ver con que diligencia se abocan a verter palabras descomedidas y groseras sobre temas que deben tratarse con mesura, serenidad y grandeza de espíritu; no existe acontecimiento o situación que por su contenido de solemnidad, o ternura, o tragedia pueda ponerse fuera del alcance de estos por momentos coléricos críticos o desenfadados y lastimosos bufones. Parece que su propia ignorancia los lleva a no reconocer el límite que divide lo esencial de lo accesorio y lo jocoso de lo penoso.

Sin embargo, la esperanza está en aquellos que con valiente actitud y tesonero esfuerzo buscan dar su correspondiente lugar a la palabra que eleva el espíritu, a la que permite viajar a maravillosos lugares gracias a la preciosa descripción de formas y sensaciones, a la que nos regocija con sagaz humor sin necesidad del recurso fácil y vulgar; a estos artistas, artesanos, obreros de la palabra el justo reconocimiento y el homenaje sincero de los que nos deleitamos con su obra, pues su labor es el actual baluarte que se erige contra esa antigua maldad de los que buscan la destrucción de la expresión meditada, estudiada, elaborada, trabajada, trabajada como se trabaja una preciosa gema, gema que luego se luce para solaz propio y de los que la saben apreciar.